miércoles, 17 de octubre de 2012

SIN SER LOBOS NI PRINCESAS


  << Ella encontraba regocijo en sus salidas nocturnas; en ser libre, en comportarse como siempre había deseado. Como lo que era, una cambiante.
  
   Sabía que su casa era solo su encierro, su torre de princesita. Pero el príncipe no seria tan bueno y fiel amante como en los cuentos, el sería su dictador; su amo.Y desde luego , no tenia ningún interés en que algo así se produjera.

   Había dejado que sus progenitores marcasen su vida, no sin ciertas libertades... ¡¡Eso si!! - Sonreía al pensar en esto-.

  Cuando salia en solitario nadie sabia quien era, y así debía seguir siendo.

   
   Su mundo en breves segundos había cambiado por completo. 


   Corría de tejado en tejado en plena noche cuando algo se reflejo en su retina. Una luz,... ¿una linterna apuntándola?, ¿Que había pasado?. Al mirar al lugar donde debía encontrarse el foco solo descubrió a un lobo. ¿Un lobo? ¿Solo? Por supuesto que no. Su fijación en ese personaje había provocado que el resto de la escena se perdiese; era una jauría  un grupo de lobos atentaba contra un vampiro.


   Pero ese lobo...


   De manera inesperada el la miro encontrándose ambos en un mundo en el que parecía no tener existencia nada más. Solo duro unas milésimas de segundo, pero fue más que suficiente para dejar las facciones de ese lobo marcadas a fuego en la memoria de Luzil.
   Cerraba los ojos y lo veía frente a ella.
   Llenaba por completo sus sueños.
   No encontraba descanso.


   Desde ese momento supo que se habían marcado, sin saber como una sola mirada podía producir algo así.
   Ella decidió que lo buscaría para comprobar que le estaba ocurriendo , porque para ella el cielo ya no era igual, y el futuro se había convertido en algo tan incierto...
   Estaba segura de que no seria nada; una simple obsesión loca, o una atracción puramente sexual. 
   Era fuerte y se enfrentaría a ello. 


   Lo que Luzil no sabía era que el también la buscaría. Rashad.>>



   Y así se encontraron nuestras almas, sin ser lobos ni princesas.

   Donde en la oscuridad mas absoluta solo tu brillaste, solo tu me deslumbraste.
   Despertaste a mi niña dormida, a la abandonada, a la que quedo asustada y repudiada por el mundo real. La que sin ti, mi amor, jamas habría vuelto a salir. 
   Esa que deje por querer ser más adulta, más responsable, y la que ahora reaparece con más ansia, más interés, volviendo a creer en un mundo de fantasía.

   ¿Un final feliz puede hacerse realidad?

   Que descubrimiento el mio al ver que existe un futuro en el que ser comprendida, ser abrazada y consolada si lloro o siento dolor. Ser adulada por lo que antes parecían nimiedades u obligaciones.

   Nunca con nadie me sentí mas reconfortada.

   Un año sin dolor por la relación.
   Un año donde, aunque todo a nuestro alrededor se derrumbe, estamos realmente unidos.

   Juntos, nunca una simple palabra significo tanto. 

   Firmaría por mil años, dos mil años...., Una eternidad mas así, junto a ti.


   



domingo, 8 de abril de 2012

Encontradme

Encontrar, encontradme
en mi dolor de dolerme
el amor que amarme
en silencio es silenciarme.
Cuando siento que sentirme
no se puede, si al poderme
esto cae, y al decaerme
se ha perdido, cuando al perderme
no me encontráis, encontradme.

¿Qué escribir...?

¿Qué escribir en este día tan sombrío,
cómo expresar todo lo que siento,
que estando tan acompañada
sola me encuentro por dentro?


Siendo la que mira más allá de su sustento
sólo veo tristeza, agonía y profundo tormento.
Sabiendo que la vida es bella no siento
por lo que luchar, la familia es mi alimento.

martes, 27 de diciembre de 2011

DIARIO DE LUZIL - 2

ENCUENTROS

Mi padre había dejado bien claro que mi transporte esperaba fuera, pero yo no lo quería. Deseaba andar, correr hasta terminar agotada, no asistir a una recepción con la persona con la que me tendría que desposar.

Guardé mis pensamientos bien ocultos en lo más profundo de mi mente. Mi padre siempre resultó ser un gran lector, pero mis defensas son impenetrables.

Sonreí dulcemente a mis padres y fui con mi guardaespaldas. Él sabía que me encantaba andar y me complacía (demasiado a menudo, hubiese dicho mi padre) no cogiendo el vehículo que me esperaba hasta la entrada al palacio de los Colmillos Lunares.

La noche era un regalo para los sentidos. Mi Shi´yu nunca me dejaba sola, pero tampoco me prohibía o se anteponía ante mí y mi conversión (qué sensación tan exquisita), solo era un silencioso acompañante.

Mi familia son los más fuertes y mejores cambiantes de todas las estirpes. Y, por supuesto, yo no podía ser menos. Había perfeccionado cada cambio, cada movimiento. Podría realizar la transformación en un parpadeo o de una forma lenta y pausada; podía cambiar la zona de mi cuerpo que desease (aunque esto ultimo no me llamase demasiado la atención). Mi control sobre el cuerpo y la mente es total.

Mi instrucción como lectora de mentes fue tan provechosa que mi padre decidió que seria la mejor líder que un clan podría tener. No necesitaba que me mirasen de forma directa, me introducía por su iris y encontraba todo cuanto buscase.

¿Cuántas mentes reproducidas en libros habría leído ya? Que gran obra literaria. ¡Ja!

Para mí cada mente es un libro, y tanto me dice el interior como su apariencia externa. Grandes y cultos, con encuadernación de cuero viejo... finos y delicados, con letras bordadas en oro....  Ajados, elegantes, majestuosos, rotos... Todos me dicen cuanto deseo saber.

martes, 8 de noviembre de 2011

Te recuerdo

Tanto anhelo he sentido por tenerte entre mis dedos. Por abrazos. Por los besos que perdieron. Por recuerdos que ahora busco y no encuentro.

Y no entiendo que todo el tiempo pasado no ha curado tanta rabia por no haber estado a tu lado. Por sentirme tan inútil, tan ausente.

Cada paso que doy cobra sentido en tu recuerdo. Cado acto que realizado es mitigado por palabras que todavía siento en mis sueños.

Estás aquí, estás en mí.

Y ahora, encontrando otro camino que seguro tú me has puesto, he seguido mi destino que tus labios ya dijeron. Que avisaste con angustia antes de irte de tu cuerpo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Carta a un Amor que Creí Perdido

Estamos todos acostumbrados a las cosquillas en el estómago (¿mariposas? ¡Ja!). Al deseo voraz inicial que te lleva a pensar que amas sin condición a la otra persona. ¿Es eso amor? Muchos pensaréis o incluso pensáis: "¡Por supuesto!"

¿Seguro?

¿O sólo es la pasión del momento y la necesidad que nos lleva a estar emparejado? ¿El instinto vil y cruel que nos hace confiar en la persona menos adecuada para nosotros, que nos ciega y nos deja estúpidos y vulnerables ante cualquier otro?

Sí, esto va dedicado a vosotros, los que amáis sin pensar, los que os entregáis por completo a la primera de cambio y termináis siendo aplastados y pisoteados por otro indivíduo (llamémoslo así) que se cree, no sólo superior, sino con todo derecho a ser amado y despreciar a quien le ama.

¿Estúpidos? Seguro que lo somos, y muy doloridos. Pero sólo nosotros vivimos con pasión la vida; sólo nosotros nos destrozamos el alma en un millón de pedacitos por otro y luego lo recomponemos para dárselo a alguien (a veces cualquiera) que nos preste su mano y comparta con nosotros.

NECESITAMOS NECESITAR

Una gran frase, teniendo en cuenta que cuando nuestro vaso se colma y la necesidad ya no es tanta o no existe en absoluto, hasta nos duele tener que decir, a quien nunca nos entregó nada a cambio, que todo se ha acabado. Los que lloramos por dejar, los que penamos por hacer daño a otros.

Ya vale, compañero. Mira por tí. Por una maldita vez.

No hagas caso a los demás, no te calmes. Ama, pues es todo cuanto tenemos. Entrégate, porque alguien, ahí fuera, te espera para entregarte su alma en bandeja de plata y darse a tí con la misma fuerza, como siempre mereciste.

Que no te importe caer, equivocarte, hundirte y volver a levantar la cabeza. Pero álzala, porque ante tí tienes un mundo, donde sin amor no puedes vivir.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Diario de Luzil - 1

Cuando el destino decide que tiene algo que decir sobre tí... no puedes escapar, esconderte o huir y más te vale quedarte muy callado y escuchar atentamente.

Ella estaba tumbada esperando su final, la tristeza en sus ojos habia adquirido tal fuerza que para nadie pasaba desapercibida. No estaba preparada para esto, y aún así la decisión había sido suya. Todo acabaría, todo terminaría. Cuanto había conocido desaparecería de un solo estoque.

Siendo tan joven había vivido lo que nadie y había adquirido un toque de sabiduría impregnada por la vejez de su mente. Siempre recordaría con especial énfasis el pasado perdido, ya que ante ella se habría paso sólo la oscuridad.

Así como estaba, con el destino forjándose a su alrededor, y ella sumisa ante él, casi no pudo oír la llamada de su querida hermana. Se miró al espejo observando cómo su pelo rojo desmadejado le enmarcaba la cara acentuando sus facciones. Creyendo imposible poner fin a ese desastre, se recogió el pelo en una coleta alta. Cuando su hermana entró en la estancia, no pudo más que abrir los ojos como platos y exclamar:

- Pero, ¡qué haces aún así! No puedo creerlo, tienes una recepción con los señores y el primogénito del clan de los Colmillos Lunares en veinte minutos, ¿y aún estás así? - mirándola de forma inquisita, la hizo alzarse y prepararse a toda prisa.

No podía creer cómo era su hermana. Sí, su pelo era también rojo, pero a diferencia de ella, tenía las facciones más duras, y unos preciosos ojos marrones, cuando los de ella eran azules y fríos. Sintiéndose tentada a abrazarla, se detuvo, pues la dureza con la que la miraba no hacía más que intensificar su malestar.

Y en cuestión de diez minutos, allí estaba ella, perfectamente peinada con un recogido en un lateral con el vestido preparado para su encuentro, con los colores tradicionales de su clan, los Trin´poh.